Reafirmar la voluntad cultural de la ciudad

Comunicado del Circulo de Bellas Artes sobre el monumento de Sa Faixina

El círculo de Bellas Artes apoya la decisión del Ayuntamiento de Palma de conservar y convertirá el monolito en recuerdo del crucero "Baleares", ubicado en Sa Faixina, en un memorial a las víctimas como símbolo de la voluntad democrática de no olvidar nunca los horrores de las guerras. Pero, independientemente de su valor simbólico, la voluntad de conservar el monolito parece muy acertada porque la imagen de una ciudad viene determinada por la secuencia del devenir que ha ido configurando una realidad urbana en la que adquieren un singular protagonismo los monumentos. Diversidad de monumentos en un mismo espacio urbano coexisten en ámbitos diversos, dejando huella de los valores que prevalecieron en cada época y de las sucesivas orientaciones artísticas o arquitectónicas narrando con su presencia la crónica de la ciudad como documentos del pasado y testigos de la historia. Los monumentos forman por tanto parte del patrimonio cultural de un pueblo y, según la UNESCO, "tienen un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia”. El monumento de Sa Faixina fue erigido por suscripción popular mediante un concurso de proyectos al que concurrieron veinte maquetas, siendo ganado por los arquitectos mallorquines Francisco y José Roca –padre e hijo—y por José Ortells Cabanellas. Consta de una plataforma de tres gradas, de 400 metros cuadrados, y una columna de 22 metros rematada por un faro. Se trata de un monumento con valor arquitectónico al ser el único ejemplo de estilo racionalista que conocemos en Mallorca. De la escuela Bauhaus, es la expresión de un racionalismo simbólico. De ahí que valoremos el acierto de la conservación del monumento porque supone reafirmar la voluntad cultural de la ciudad. Mucho mas, en palabras del escultor Pablo Serrano, porque “un monumento tiene dos vertientes: el recuerdo y la huella de quien lo realiza”.